“La seducción de las palabras”

No es casualidad que el título de la columna sea el mismo que el de un libro de Alex Grijelmo. El autor en su obra nos habla de la importancia de las palabras de su uso en la publicidad y cómo estas nos envuelven en cada ámbito de la vida. Las palabras pueden endulzar y despertar los más bellos sentimientos, pero también lacerar recordándonos eventos desagradables.

Aunque el psicólogo Albert Mehrabian nos decía que en un mensaje lo más importante es la comunicación no verbal, lo cierto es que hay ciertos mensajes en los que la comunicación no verbal sólo está reforzando lo que escuchamos en cada una de las palabras, la entonación también influye para que las palabras perduren en la memoria, más cuando estas nos hablan de momentos clave en la historia.

Quizás por eso grandes figuras en la historia son recordadas por sus discursos “I have a dream” son las palabras que inmortalizaron a Marthin Luther King, la frase “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país” fue una de las más recordadas de John F. Kennedy, también en México recordamos a Luis Donaldo Colosio por “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia…”, de igual forma en la actualidad nuestro Presidente en turno será recordado por sus palabras, por el uso de las mismas antes distintas acciones, por la omisión de las acciones necesarias y el refuerzo inútil de discursos que sólo repetían sus traspiés.

Las palabras utilizadas de Enrique Peña Nieto lo inmortalizaron en memes, volviéndolo la Parodia Nacional y dejando que se perdiera el debido respeto a la figura presidencial, lograron despertar en México el repudio por sus disculpas ante escándalos de corrupción e impunidad, se inmortalizó el “¿Qué hubieran hecho ustedes?” ante el gasolinazo que sólo transmitía una falta de empatía ante las carencias del país, y al igual que esta son infinitas las palabras que pasaron a ser parte de una extensa colección de burlas en la red, pero también en medio de las burlas aparecieron las críticas que aún a punto de finalizar el mandato presidencial persiguen a nuestro Presidente  le recordarán por la falta de congruencia con sus promesas y su sexenio.

Pero detrás de cada palabra pronunciada siempre ha existido un responsable, alguien a quien se le paga en demasía para cuidar lo que sale de la boca del mandatario, quien debiera tener amplio conocimiento de todos los temas ocurridos en el país, pero también la inteligencia suficiente para cuidar cada instante que el Presidente se presenta ante medios, esto mismo se hace extensivo para el resto de funcionarios públicos, pues sus palabras como autoridades pesan inmensamente para un pueblo que siempre está ávido de respuestas, de declaraciones y palabras que le brinden seguridad.

¿Quién es el escudero de palabras de Enrique Peña Nieto?, su nombre es Juan Carlos González Canseco y antaño era Ilhuicamina Díaz Méndez, ambos han cobrado un salario bruto mayor a los cien mil pesos y a ambos les ha fallado proteger de las improvisaciones a nuestro dirigente nacional, al último le tocaron los mayores escándalos de omisiones y fallas en la administración federal, al primero le ha tocado ofrecer las palabras de ánimo ante los desastres presentados en la nación y también lidiar con la burla nacional ante “Falta un minuto, no menos, como cinco”.

El sexenio está por culminar, pero aún faltan muchas palabras por decir, llegarán nuevas, con otras connotaciones, mas lo que nos quede pendiente hemos de escuchar atentamente lo que dijeron y lo que nuestros gobernantes realmente querían decir, siendo conscientes de que las palabras siempre tendrán dos vertientes, lo que se pensó y cómo se interpretó. De paso analicemos también las palabras que empleamos cada día, la manera de decirlas y el lenguaje no verbal con el que las transmitimos a los demás. No olvidemos que las palabras son extensiones de nuestras ideas o ideas que se insertan en nosotros a través de los demás.

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