En este momento hay dos problemas graves en las condiciones electorales del país con miras al 2018, la primera es la debilidad de un Frente que se consideró sólido para competir y ganar, por lo menos, la presidencia de la república y la gubernatura de la Ciudad de México.
La segunda es la incorporación de decenas de posibles candidatos independientes que creyeron sería muy fácil recabar poco más de 866 mil firmas para lograr competir por el puesto político más importante del país y ahora ven que no es tan fácil ni tan rápido.
La simplificación de la política intenta hacer de los números su única estrategia para 2018. Así, quienes se instalan en el Frente Ciudadano consideran que, reuniendo al segundo y al tercer lugar en las encuestas podrían ganarle al primero, identificado como Morena; sin embargo, la suma de la intención del voto no es tan sencilla como los dirigentes del PRD, PAN y Movimiento Ciudadano quisieran.
Hemos comentado en este espacio que el frente está integrado por partidos políticos divididos en su interior, con muchas posibilidades de éxodos masivos hacia otras siglas partidistas, o simplemente hacia el limbo político.
La decadencia de dos de los partidos antagónicos en lo ideológico los obligó a aliarse. De esta manera PRD y PAN sólo intentan salvarse del naufragio uno del otro.
Por otra parte, la desintegración de Movimiento Ciudadano es inminente, representantes de ese partido en la Ciudad de México presentaron su renuncia, por estar en desacuerdo con que esa fuerza política se haya unido al PAN y al PRD en el Frente Ciudadano por México.
Dirigieron una carta a Dante Delgado, diciéndole que estar en ese frente “significa ser útiles a una alianza que tiene como interés superior mantener privilegios de poder” entre PRD y PAN.
La visión de los electores sobre la necesidad de aliarse muestra dos evidentes debilidades, la primera conservar el registro en varios estados de la república donde el PAN y el PRD, cada uno por causas diferentes, carece de votantes.
Por el otro, evitar la desbandada que diariamente ocurre en el PAN y el PRD, ahora, con la poca militancia de Movimiento Ciudadano y la endeble fuerza electoral, la salida de militantes de este partido debilita el frente que se pensó sólido ante la unión, pero esta alianza tuvo sus propios descalabros y ahora no sabe si la fusión hasta 2024, los ayude o los perjudique.
Según los desertores de Movimiento Ciudadano, el PAN y el PRI responden a los mismos intereses, gobiernan con falta de principios, corrupción y excesos.
En el PAN algunos senadores se disfrazan de prisitas en las festividades de muertos y en el PRD son cada día más los militantes que se incorporan a Morena.
Es decir, el frente va a quedar muy débil, casi frágil como para pensar que pueda ganar algo.
La unión de tres frentes políticos habla de la fortaleza del enemigo que motivó dicha alianza y prefieren buscar en la novedad del favorito en las encuestas las respuestas a los actuales conflictos del país.
Por otra parte, a los independientes se les viene el tiempo encima y ni siquiera quienes pensaban que la recolección de firmas sería una práctica fácil y rápida ahora se les complicó y no llegan ni a la mitad. En el caso de Margarita Zavala, su esposo intentó solicitar ese apoyo a través de Twitter y le salió el tiro por la culata al recriminarle todos los errores de su administración que no fueron pocos.
Habrá que advertir que el ex presidente Calderón muestra la solidaridad con su esposa sólo en el discurso, porque él no ha salido del PAN, ni siquiera la prima de Margarita Zavala, Mariana Gómez del Campo, al contrario, quiere postularse como candidata del Frente Ciudadano para la gubernatura de la Ciudad de México, o por lo menos para la delegación Miguel Hidalgo.
Otro ejemplo de frustración independentista es el ex perredista Armando Ríos Piter, que renunciara a la candidatura de la gubernatura de Guerrero para dejarle el camino libre al actual gobernador priista, Héctor Astudillo Flores, y que se ha mostrado proclive no sólo a intentar ser un distractor mediático sino a pulverizar los votos que se dirigen a la verdadera oposición.
Es decir, las figuras nuevas dentro de la política mexicana caen por su propio peso sin que haya legislación que pueda sostenerlas.
El Frente Ciudadano y la posible incorporación de los independientes, parecen abortar a unas horas de que el plazo para presentar las firmas se cumpla. Los gastos que implicaron estos esfuerzos, en muchos casos pagados con los impuestos de los contribuyentes, contarán como una deuda más de un sistema electoral que afecta a los mexicanos.
Porque estos esfuerzos que ahora se muestran frustrados, tuvieron un costo y eso no tiene perdón en momentos de desempleo, miseria, hambre, bajos salarios y una pobreza sin precedente en el país.
Ante este panorama preelectoral se perfilan sólo dos fuerzas sólidas para competir, tanto por la Presidencia de la república, como por la gubernatura de la Ciudad de México, el PRI y Morena, lo demás se ha convertido en una especie de cascajo electorero que no logra concretar siquiera una ideología sólida que pudiera llamar la atención de los mexicanos inscritos en el padrón del INE.
Por su parte, el INE pareciera no saber qué hacer con el caos que el Frente y los independientes han provocado. Tendrá que darle al Frente flexibilidad en los derechos y prerrogativas y a los independientes un plazo mayor para reunir firmas.
De otra manera, la competencia electoral se reducirá a dos fuerzas y dejaría afuera no sólo a partidos sino a intereses políticos y económicos que podrían dañar incluso la economía global de México. La tarea del INE no es sencilla, sin embargo, los consejeros electorales parecen actuar con demasiada ligereza que podría convertirse en una especie de sabotaje electoral.
Es decir, si el árbitro de las elecciones actúa sin la seriedad necesaria, los resultados que se ven fortalecer a Morena tampoco serán serios. El INE debe poner orden en la consolidación del Frente, poner reglas claras y difundirlas y someter a los presuntos independientes a plazos determinados. PEGA Y CORRE. – Ahora resulta que el PAN aprendió las mañas de Javier Duarte en materia de creación de empresas fantasma. La Organización Nacional Anticorrupción, descubrió que ese partido utilizó al menos una empresa fachada con la que justificó gastos de campaña en las elecciones para alcalde, de ese puerto, en junio pasado. Firmó contrato con la empresa Tornado Consulting Group S.A de C.V, para poner publicidad en espectaculares. La empresa no existe, no existió y no existirá… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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