El talento no se hereda, pensando que podría algún puesto púbico otorgar, por ese solo hecho, brillo a la mediocridad en la que se ha desenvuelto la política mexicana desde hace muchos años.
Anteriormente el hijo o hija de un médico prominente o un abogado sagaz, también se dedicaba a la misma profesión que el padre.
Lo único que se lograba era que el descendiente heredara los clientes o pacientes que el padre había reunido a lo largo de su vida y que posteriormente huye de las tareas ineficientes de los hijos que ponen en peligro su salud o su libertad o legalidad. No muestran la misma brillantez que sus progenitores.
En el mundo de la política es diferente. En este ambiente todos son talentosos, reciben más premios que castigo a lo largo de su trayectoria viviendo del erario, y no se cansan de reproducir un hijo, por lo menos, para el ámbito político del país, como si se tratara de dinastías. Porque el sistema político de nuestro país es muy plural, tiene tintes de dinastía, de monarquía, de dictadura, hasta de comedia, pero muy poco de democracia. Casi nada.
La herencia de la supuesta vocación política se convierte, automáticamente, en la herencia de poder, tenemos muchos ejemplos, desde Lázaro Cárdenas con su hijo Cuauhtémoc; luego Miguel Alemán Valdés, con su hijo Miguel Alemán Velasco, en esa tierra castigada por los cacicazgos de familia llamada Veracruz.
Los partidos políticos se han debilitado a causa de las herencias de sus militantes, a sus hijos, yernos, nietos, etc.
Si de algo adolecen actualmente los partidos políticos es de cuadros reales. No hay líderes sólidos para llevarlos a una candidatura formal con posibilidades concretas de triunfar en las urnas, ni siquiera para la Presidencia de la República.
Los cuadros dejaron de crearse cuando los militantes vieron en sus hijos los sucesores de sus puestos para que siguieran viviendo del presupuesto. Así de la herencia se brincaron al nepotismo y del nepotismo a la dinastía, y sobre todo que se crean clubes como el de Atlacomulco, lugar de donde se ubican las canteras de los líderes que tienen como única formación política la experiencia y los consejos de sus padres o abuelos. Ahí tenemos casos como el de Alejandro Murat, que hereda la gubernatura de Oaxaca, o la posición de la que goza el actual secretario de turismo, Enrique de la Madrid Cordero, quien no se descarta para ser el candidato del PRI a la presidencia de la República como lo fuera su padre, Miguel de la Madrid, quien inició la debacle de la economía mexicana que no se ha detenido, pero las herencias se brindan apostando a la mala memoria de los mexicanos y eso, por contradictorio que parezca, debemos recordarlo.
Los auténticos líderes de los partidos políticos han cedido involuntariamente su poder a los hijos, familiares, compadres y amigos de los poderosos. No hay heredero del poder que no le apueste a la desmemoria del pueblo.
Ahí está Ninfa Salinas, hija del presidente de Grupo Salinas, Ricardo Salinas Pliego, fue invitada por su amigo Jorge Emilio González en noviembre de 2011 a unirse al proyecto del Verde Ecologista de México.
Juan Pablo Adame, hijo de Marco Antonio Adame, ex gobernador panista en Morelos, egresado del Tecnológico de Monterrey con una licenciatura en Relaciones Internacionales.
Luciano Quadri, hijo del candidato presidencial por Nueva Alianza, Gabriel Quadri, se desempeñó como suplente en la diputación federal de René Fujiwara, nieto de Elba Esther Gordillo.
René Fujiwara, hijo de la ex diputada federal Maricruz Montelongo Gordillo y nieto de la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo.
Claudia Ruiz Massieu Salinas, hija del ex gobernador de Guerrero, José Francisco Ruiz Massieu y de Adriana Salinas de Gortari, sobrina del ex presidente, Carlos Salinas de Gortari.
Se desempeña como secretaria general del CEN del PRI.
Manuel Velasco Coello, nieto del ex gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Suárez, actual gobernador de esa entidad por el Partido Verde.
El yerno de Elba Esther Gordillo, Fernando González Sánchez, quien fuera subsecretario de la SEP; otro extraño sujeto de la política es José Alberto Couttolenc, diputado local plurinominal en el Congreso de Chiapas, y cuñado del Niño Verde, Emilio González Martínez.
Alejandro Juraidini Villaseñor, es hijo del Director General de telecomunicaciones de México, es diputado federal por el estado de México. A estos últimos se les caracteriza por su nulidad en el proceso legislativo, nunca participan en tribuna y menos aún presentan una propuesta al pleno.
El problema en México es que el culto a la personalidad de los diferentes políticos crea su propia ruina. Así, se le insiste, por ejemplo, al hijo de Luis Donaldo Colosio, Luis Colosio Riojas, también egresado del ITESM, que siga la carrera política de su padre. Las presiones y las tentaciones son tales que puede acceder en algún momento sorprendiendo a más de uno dentro y fuera del PRI.
La evolución de los partidos políticos en México se ha detenido a causas del conservadurismo que imponen las herencias de un poder que debe tener una dinámica muy diferente a la actual, de ahí que no debe sorprendernos que sean rebasados por la población, como acaba de suceder en días pasados cuando los líderes de diferentes fuerzas pugnaron por renunciar a sus prerrogativas en favor de los damnificados del sismo del 19 de septiembre pasado.
La vanguardia en México la tiene la población debido a estas herencias que no pueden menos que mostrar el lado oscuro de una democracia que se aleja cada día más de su objetivo original. PEGA Y CORRE. – Desde esta tribuna haremos una pasarela de aquellos que por derecho de sangre irrumpen en la vida política del país sin dejar más huella que la podredumbre de un sistema que se hace viejo gracias a sus prácticas monárquicas. Todavía faltan muchos… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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