Como si se tratara de una enfermedad contagiosa, los políticos mexicanos han preferido alejarse lo más posible de los damnificados de los sismos que afectaron a diferentes estados de la república, desde Oaxaca hasta la Ciudad de México, pasando por Chiapas y Morelos.
Mientras dentro y fuera de nuestras fronteras se expresaba la solidaridad con los afectados por la furia de la naturaleza, los políticos dentro del país y en funciones prefieren aprovechar en beneficio propio, algunos en favor de su partido, con la ayuda desinteresada de la sociedad mexicana y de otras naciones que enviaron ayuda directa a los damnificados por el terremoto.
Las cantidades de dinero son tan importantes que bien podría entregarse una reposición de casa o departamento a quienes perdieron su vivienda; sin embargo, éstos ni siquiera saben a qué instancia acudir para recuperar lo que les es propio. Mala señal.
La sociedad debió reclamar a través de las redes sociales y en cualquier manifestación pública la necesidad de que los partidos políticos recortaran sus beneficios para dar a los necesitados lo que perdieron por el sismo.
Las diferentes instancias de la sociedad mexicana apoyaron la posibilidad de que los partidos dieran parte de sus recursos a la reconstrucción y a regresarles a los damnificados parte de lo que por derecho les corresponde.
El Papa Francisco donó, por ejemplo, 150 mil dólares; cantidad nada despreciable, aunque debemos tomar en cuenta que el viaje de Su santidad le costó el pueblo de México más de nueve millones de dólares.
Así también debe considerarse que el Arzobispo Primado de México, Norberto Rivera Carrera, cuestionó la ayuda y su transparencia, pero fue incapaz de donar algo de lo mucho que tiene como máximo jerarca de la iglesia católica en México.
La Revista Quién publicó fotografías de su mansión en Tlaquepaque: con piscina, donde realiza encuentros con la clase política y empresarial.
Ahora surge otra exigencia de la sociedad mexicana para apoyar a los damnificados de los sismos en la ciudad de México y en los estados de Morelos, Oaxaca, Puebla, Chiapas y Veracruz.
Debe retirarse la pensión vitalicia a los ex presidentes de México y destinarse a reconstruir el futuro de los damnificados del sismo.
La pensión vitalicia también es un concepto otorgado con dinero de los ciudadanos. El Congreso de la Unión aprueba, cada año, una partida para la Presidencia de la República para que la destine a un pago para los ex presidentes o sus viudas, lo que en promedio asciende a 40 millones de pesos, afirma el portal sin embargo.
La solidaridad mostrada por personajes del espectáculo y los deportes contrasta con la actitud de políticos como el gobernador perredista de Morelos, Graco Ramírez, quien escondió despensas y todo tipo de ayuda en bodegas del gobierno estatal para colocarles una calcomanía del DIF estatal que encabeza su esposa, Elena Cepeda, quien desvió toda la ayuda en especie hacia espacios del gobierno de la entidad.
Como este ejemplo hubo muchos en diferentes estados y delegaciones.
Ante este descaro, los futbolistas Javier ‘Chicharito’ Hernández y Miguel Layún realizaron una labor de apoyo a los afectados por los sismos que han sacudido a México en las últimas semanas.
Ya recaudaron más de 200 mil dólares que se fijaron en un principio, por lo que el Chicharito señaló: “Quiero agradecerles de verdad todo el apoyo, todas sus donaciones, ni en nuestros mejores sueños hubiéramos imaginado en tan poco tiempo haber logrado la cifra de recaudar 200 mil dólares”.
Añadió que ya comenzaron a destinar las donaciones a las distintas organizaciones de la República que están colaborando con los afectados y apuntó que ahora van por una meta más grande.
Han afirmado que “Lo mejor que tiene México son los mexicanos. Es vedad, pero lo políticos parecen no ser del país y no son de este planeta, su egoísmo y ambición no es de este mundo. Hay una clase dorada que conforman los consejeros electorales y los magistrados, que no gozan de buena reputación en el país; sin embargo, junto con los diputados y senadores no han abierto la boca para organizar una cooperación entre sus similares y destinarlo a los damnificados.
Los empresarios que deben toda su riqueza a los mexicanos han sido incapaces de iniciar una recolecta, y los funcionarios públicos, dedicados a la participación en negocios personales no han dicho nada al respecto.
Luego de que una serie de malos funcionarios públicos viven en la impunidad no se ha podido llegar al corazón de personajes como Gerardo Ruiz Esparza, Secretario de Comunicaciones y Transportes, para que pueda donar algo de lo mucho que le dejaron los trabajos de constructoras españolas en suelo mexicano, desde que era secretario de Comunicaciones del gobierno del Estado de México.
Magistrados instalados en esos puestos con el único objetivo de ver qué ganan de más, a pesar de tener salarios millonarios, ni siquiera han volteado a ver los damnificados y menos aún les conmueve la ostentosa vida que llevan. No se han dado cuenta de que hay mexicanos, con cuya pobreza hacen negocio y se enriquecen con su trabajo, que han perdido todo.
La insensibilidad de los políticos mexicanos no tiene límite y quieren que el tiempo pase y la desmemoria de la población les favorezca para poder seguir viviendo del presupuesto.
En cambio, hay otros funcionarios responsables que ni siquiera requieren ver la miseria en la que ha sumido a muchos mexicanos la furia de la naturaleza, sino que trabajan para que la tragedia sea menor, tal es el caso de los miembros de la Marina Armada de México, cuyo oficial mayor, Almirante José Luis Vergara, encabezó los trabajos de rescate y coordinó las actividades en los lugares donde hubo necesidad de asistir a la población.
En días pasados, un periódico de circulación nacional mostró el resultado de una encuesta donde detalla las simpatías que el pueblo mexicano siente por los marinos, donde el 86 por ciento de los encuestados afirman que la labor de los marinos fue muy buena en las tareas de salvación, rescate y apoyo a los afectados por el sismo del 19 de septiembre.
Los políticos mexicanos han dejado de ser políticos, su falta de sensibilidad acusa indiferencia y desapego a su tarea esencial, pero también han dejado de ser mexicanos, porque quien es indiferente al dolor ajeno no tiene cabida en ningún país, en ningún partido, ni en espacio alguno. Es decir, ante esta actitud los mexicanos comienzan a darse cuenta de que los políticos sobran. PEGA Y CORRE. – Por si la molesta burocracia legislativa no fuera lo suficientemente dañina, ahora será la población la que deba pagar los daños que el recinto del Senado sufrió a causa del sismo, al tener daños en el domo, escaleras, muro de tabla roca, banquetas y las rejas, entre otros; cuyo remozamiento costará 6 millones de pesos. Cantidad que deberían absorber los senadores, por lo menos por esta ocasión… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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