Historiador, biógrafo pero también crítico del poder, escritor y ensayista liberal, Enrique Krauze pide a los ciudadanos que para tener buenos gobiernos sean implacables en la crítica a los gobernantes y recomienda no renunciar a la democracia.
Afirma, citando a Max Weber, que “el poder es diabólico”, y por eso recuerda la principal enseñanza política de su maestro Daniel Cosío Villegas: “al poder concentrado en una sola persona, debemos acotarlo”.
“Si hay una frase que Daniel Cosío Villegas nos dejó grabada en letras de oro o en letras de sangre en nuestra conciencia es evitar la concentración del poder en manos de una sola persona”.
Con motivo de sus 70 años, que acaba de cumplir, concedió una entrevista al diario Reforma que se publicará en tres partes, la primera de las cuales apareció el domingo pasado.
Decidí rescatar algunos conceptos que maneja por la oportunidad que tienen ante lo que ocurre en Veracruz. Coincido con él y actúo en consecuencia, como voy dejando testimonio en “Prosa aprisa”: no debemos quedarnos callados porque entonces vamos a pagar las consecuencias.
De acuerdo a sus convicciones, Krauze proclama: “el poder en manos de una sola persona, no. La presidencia imperial no, la democracia sí, la libertad sí”.
Para él: “Renunciar a la democracia es un suicidio, o es una vuelta a lo más oscuro de la historia política mexicana, que es… la concentración del poder en una sola persona, en un caudillo”.
Recuerda que eso es lo que fue México durante la época de Porfirio Díaz y lo que padeció durante casi todo el siglo XX, cuando se sucedieron, cada seis años, “el Porfirio Díaz en turno”.
Señala que no nos gusta lo que hay de democracia, pero apunta entonces: “Nada más que cualquier otra alternativa es peor, lo que teníamos es peor, la dictadura es peor”.
Propone: “Tenemos que volvernos los ciudadanos exigentes, implacables, críticos, y poner los reflectores 24 horas al día, siete días a la semana, en los políticos, en todos los puestos, en todos los municipios, en todos los estados, en todos los niveles, en todos los partidos, y no dar carta blanca a ningún político. Pero no renunciar a la democracia”.
Hace una clara distinción, tan oportuna como necesaria: “La gente está esperando que la democracia le dé lo que la democracia no le puede dar. La democracia es un medio de elegir a los gobernantes, de acotar al poder y de, en un momento dado, sacar al mal gobernante. Eso es la democracia. La democracia no es la justicia, la prosperidad, la paz perpetua ni el orden, eso no es la democracia. Eso lo logramos con buen gobierno, y los ciudadanos tenemos que ser implacables en la crítica a los gobernantes, pero no podemos renunciar al instrumento fundamental que nos da la democracia, que es elegir y votar; votar con v y botar con b a los gobernantes”.
Luego de confesar que nunca ha comulgado con el PAN, no deja de reconocerle a Manuel Gómez Morín “el inmenso mérito… de haber fundado el primer partido democrático, que defendía los valores democráticos desde 1939”.
Salió a colación su figura como intelectual polémico, de polémicas fructíferas y respetuosas, para caer en una queja: “Lo que ha venido después, con las redes sociales, no son polémicas, son ataques ad hóminem, escupitajos, insultos; es eso que puede usted encontrar en los mingitorios públicos. Yo no he querido polemizar con eso, no hay respuesta a eso, más que el desdén e incluso la lástima por los profesionales del odio”.
Como en Venezuela, en Veracruz golpismo legislativo
Oportunas e interesantes las palabras de Krauze, en especial su evocación de Gómez Morín, por el momento político que vive Veracruz donde no sólo hay la tendencia a la concentración del poder en una sola persona sino cuando como en Venezuela de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, en Veracruz acaba de darse un golpismo legislativo por parte del PAN, al peor estilo de los sátrapas dictadores que ha tenido América del Sur, y muy lejos de los ideales de Gómez Morín.
El 5 de julio pasado, grupos chavistas tomaron por asalto en forma violenta el Parlamento de Venezuela. Varios diputados opositores resultaron heridos.
Fue el preámbulo para que el 4 de agosto se instalara la llamada Asamblea Nacional Constituyente, impuesta por Nicolás Maduro, prácticamente un dictador, en lugar de la Asamblea Nacional, el Congreso legítimo del pueblo venezolano.
Maduro es un gobernante despótico y arbitrario que hace del abuso del poder su mejor arma, como lo estilan los tiranos de su condición. Creo que de sobra está decir el calvario al que ha llevado a Venezuela y a los venezolanos, porque la prensa diaria da cuenta de sus atrocidades y de los crímenes que comete todos los días.
En Venezuela actualmente gobierna un hombre enfermo de poder, que se aferra él en contra del rechazo de la mayoría de la población, avalado ahora por un Congreso espurio, que él impuso en forma arbitraria y por encima de la legalidad.
Quién se iba a imaginar que en Veracruz, un Estado presumiblemente democrático, donde supuestamente se respeta el Derecho, terminaríamos casi igual, con un Congreso con un presidente de su Junta de Coordinación Política (Jucopo) espurio porque se aferra a mantener el control con argumentos legaloides y en forma arbitraria.
El viernes pasado era la fecha que se había fijado para que el grupo legislativo del PAN entregara la presidencia de la Jucopo al partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), como se había acordado al inicio de la LXIV Legislatura, con base en los resultados de las elecciones que dieron pie a la conformación del cuerpo legislativo.
Por voluntad de los ciudadanos de Veracruz, manifestada en las urnas, por primera vez el número de diputados por partido se dividió con la predominancia de tres grupos legislativos, uno del PAN, otro de Morena y el tercero del PRI.
Por esa voluntad ciudadana, que votó por la pluralidad, en forma correcta se determinó entonces que el periodo legislativo de dos años se dividiría en tres partes para que cada formación política tuviera la oportunidad de dirigirla. El orden sería primero el PAN, luego Morena y finalmente el PRI.
Pero como en el gobierno dictatorial de Maduro, el peor pronóstico se cumplió pues aunque inicialmente había opuesto resistencia pero había terminado por aceptar la entrega de la Jucopo, de pronto el diputado panista Sergio Hernández, presidente del organismo, no obstante que en declaraciones aceptó que había un acta firmada, anunció su decisión de no entregar el cargo y apoderarse de él como en las peores dictaduras, y no entregarlo ni a Morena ni al PRI, violentando así y desconociendo la voluntad de los veracruzanos, del pueblo, que fue el que determinó la composición en tercios.
El argumento con el que se combate al dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, es que si llega a la Presidencia va a convertir a México en otra Venezuela y que él va a ser otra versión de Maduro. El PAN, uno de sus más feroces críticos, sin necesidad de AMLO tiene ya su propia versión del típico dictador sudamericano en Veracruz, con asiento en la capital del Estado.
En cambio, contra lo que se podía haber esperado de la izquierda, el grupo legislativo de Morena informó el viernes que analiza las vías jurídicas para combatir la permanencia de la derecha en la presidencia de la Jucopo y que el camino podría ser una solicitud a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que interprete el artículo 31 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo. O sea, Morena por la legalidad y el PAN en la ilegalidad.
La diputada de Morena, Daniela Griego Ceballos, recordó que el artículo 31 de la referida Ley es muy claro al señalar que la Junta de Coordinación Política se instala con el número de origen de diputados que tiene cada fracción parlamentaria y no con los que se vayan sumando después.
En concreto, el viernes pasado los coordinadores de las fracciones parlamentarias de Morena, del PRI y de Juntos por Veracruz, Amado Cruz Malpica, Juan Nicolás Callejas Roldán y Fernando Kuri acusaron al PAN de “golpismo legislativo” y desconocieron cualquier representación de Sergio Hernández al que consideran un presidente “espurio”.
Como proclama Krauze, trasladando sus palabras a nuestro Estado: no a la dictadura de la derecha en Veracruz, sí a la libertad y a la democracia. No nos quedemos callados.