Con Winckler y el juez, los malosos están felices

* Libres, seis de nueve cómplices del H  * El sistema penal los favorece  * Duarte, inocente, según el fiscal  * Explosión en central de autobuses de Córdoba  * Era pólvora para pirotecnia  * Pía pega y amenaza  * Y se dice protegida de la mafia  * ¿Complot de CFE contra CAEV?  * Inminente embargo a Piquitos

MUSSIO CARDENAS ARELLANO

Publicada en mussiocardenas.com

30 de agosto de 2017

Mano suave la del fiscal Winckler, y más tersa la del juez Reyes, que les dio a los malosos del Comandante H, los que secuestran y asesinan, una libertad que agravia y vislumbra que el sistema penal es para los que violan la ley.

Con Jorge Winckler el caso se jodió. En dos semanas, luego de su espectacular aprehensión, el fiscal nada autónomo de Veracruz no les pudo integrar carpetas de investigación por secuestro y homicidio, por extorsión y privación ilegal de la libertad, que habría obligado a la célula zeta a enfrentar sus procesos penales en prisión.

Con el juez Rubén Reyes Rodríguez el thriller es peor. Les varió la medida cautelar de prisión preventiva a libertad bajo fianza.

Y de los nueve cómplices del “empresario” Hernán Martínez Zavaleta, alias El H o el Comandante H, seis están libres, dos tras las rejas por reincidentes y uno más, Zeferino Almendra Delgado, alias “El Sicario”, muerto.

Derrumba así Winckler el golpe a la banda del H, la célula que opera en Coatzacoalcos, sorprendida en su guarida de la colonia 5 de Febrero, en las cercanías de la Benito Juárez Norte, donde Hernán Martínez Zavaleta era el rey hasta que un crimen demencial, la masacre de los cuatro niños en la colonia Nueva Calzadas, lo puso en manos de la justicia federal.

Jueves fatal, el 24 de agosto. A las 18:20 abandona el reclusorio Duport Ostión “El Sicario”, acusado sólo posesión de drogas, como el resto de la banda, en cuanto el blandengue juez Reyes le concede la variación de su medida cautelar.

Lo que ocurre en los siguientes 20 minutos es de escándalo.

Aborda un taxi, el número 2353. Se dirige a la zona en que se mueve a sus anchas la célula zeta. Se aleja de penal Duport y supone Zeferino Almendra que todo vuelve a la normalidad. Erró.

Son las 18:40. Un comando intercepta el taxi. Descienden varios sujetos, armados como aquel que va a la aventura sin saber si regresará. Lanzan sus ráfagas contra el vehículo, dando en el taxista, dando en el pasajero que se halla en el asiento trasero.

Muere así “El Sicario”, el tipo de aspecto poco amigable, que en un video da la dimensión de su vida delincuencial.

Responde ahí, en ese video, a la voz de un mando policíaco. Confiesa cuántos muertos trae en el alma, cuántos secuestros, cuanta saña para matar al que entrega su bienes, borrando todo rastro, toda posibilidad de ser reconocido.

Sabía el aparato policíaco, Winckler y su casta judicial, el área de operación política del yunismo, de ese video, que era confesión plena, de una fracción de la vida delictiva del “Sicario”.

Y aún así, Winckler sólo le imputó, como al resto de la banda, detenida el 7 de agosto, posesión de drogas. Algunas versiones afirman que se les habría de procesar por narcomenudeo.

Salió ese jueves “El Sicario”, y con él las tres mujeres aprehendidas dos semanas atrás en el operativo conjunto de Ejército, Marina y Policía Estatal en el Barrio Alegre o Zona de Tolerancia de Coatzacoalcos. 

Sólo a Zeferino Almendra le arrancaron la vida, silenciando al tipo que solía abrir la boca y confesar sus culpas y las de los demás. En el video contaba que los del grupo halconeaban, que los del Neto lo ayudaban a torturar, que entre todos levantaron al de la camioneta Frontier, que el plagiado la entregó en pago por su vida, y luego “El Sicario” lo ejecutó.

Era “El Sicario” un auténtico sicario, matón sin alma, con un profundo desprecio a la vida ajena, frío para silenciar a aquellos que lo pudieran incriminar en sus delitos y para revelar qué tanto daño pudo esa célula zeta provocar.

Dos semanas no le bastaron al fiscal Winckler. Sabiendo de la confesión de Zeferino Almendra, nada hizo por imputarle más cargos con los cuales lo habría retenido en prisión.

“El Sicario” salió el jueves 24 y minutos después había sido silenciado. Y salieron las mujeres de la banda y se perdieron en la penumbra del bajo mundo.

Su muerte detonó el caso H. Exhibió a un fiscal que por incapacidad acusa con mano suave, provocando que al variar la medida cautelar los matones recuperen su libertad.

Si el jueves 24 Winckler quedó mal, hoy está peor. Admite que de los nueve detenidos, seis están libres, “El Sicario” muerto y dos más permanecen en la prisión por reincidentes; antes fueron procesados por robo.

O sea, se le peló toda la banda.

Winckler no impone ni asombra a nadie. Winckler no impresiona. Lo tiene que apuntalar el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, exhortando al juez del caso, Rubén Reyes Rodríguez, adscrito a la sala de juicios orales, a que no dejara en libertad a la banda del H.

Pero ni Yunes azul pesó.

Justificarse sí le sale. Se escuda Winckler en que las bondades del nuevo sistema de justicia penal son así. Un juez varía la medida cautelar y el prisionero puede enfrentar su proceso penal bajo fianza.

Fuera de control, el Poder Judicial no atiende ni su titular, Edel Álvarez Peña, con jueces de bajo perfil, sin experiencia, sin solvencia moral, muchos dedicados al productivo arte de vender libertad a malosos. Y otros operando para los zetas.

Sabiendo Winckler lo que habría de venir, la treta de la variación de la medida cautelar, no le imputó más cargos a la célula zeta y la banda se le fue.

Ni Fisculín lo habría hecho peor.

Del video con la confesión del “Sicario”, cuenta Winckler “no se ha integrado a la carpeta de investigación”.

O sea, que los malosos vuelvan a su actividad.

Winckler es benevolente y contradictorio. Son inocentes todos, dice, los detenidos por cualquier delito. Inocentes “hasta que se dicte una sentencia”.

O sea, Javier Duarte es presunto. Javier Duarte es, según la tesis del fiscal del yunismo, inocente hasta que le pueda probar sus delitos.

Si es que puede.

Una mano suave, la de Winckler, y una más tersa, la del juez Reyes, echaron                                                                                                                                                                                                                                                     tácitamente a la calle al “Sicario”. Y con él a seis más.

Y así lo malosos están felices.

Archivo muerto

Sacude a Veracruz la violencia, el reto de los cárteles, las ejecuciones, la guerra de los sicarios. Sacude la vida de todos y ahora una explosión en la terminal de autobuses de Córdoba. A eso de las 9 de la noche, este martes 29, un autobús registró el impacto de una carga de pólvora que detonó en su interior. Murió quien la portaba; quedaron heridos el conductor y por lo menos 12 pasajeros. Convulsiona a Veracruz saber que ahí lo que dominaba era el olor a pólvora, suponiendo un atentado terrorista, una granada de fragmentación, la muerte de inocentes, el miedo que cunde entre la sociedad. Una hora después se confirmó que fue pólvora. Detalló el gobernador Miguel Ángel Yunes que se trató de pólvora para pirotecnia, no un artefacto explosivo. “Lo que explotó fue pólvora para pirotecnia, no hay esquirlas ni fuego, sólo una explosión violenta; la pólvora que se ocupa para la pirotecnia es de dos tipos: carga propulsora  y carga explosiva, que es muy inestable y se ocupa para darle luz y color a la pirotecnia. Esta última es precisamente la que transportaba. La persona que falleció transportaba pólvora, no hay ningún artefacto explosivo”. A los heridos se les atiende en el Hospital Covadonga y en la Cruz Roja de Córdoba… De pía —piadosa— no tiene nada. Un allanamiento, una agresión, un ataque a un menor de edad, describen la naturaleza torva de Pía Irene Salazar Santana, cuya celebridad viene de haber sido la abogada del falso general Arturo Bermúdez, sin poder evitarle la cárcel, y de infiltrar un colectivo para atizar el fuego en el conflicto de los que buscan a sus desaparecidos con el fiscal Jorge Winckler. Pesa sobre doña Pía una denuncia. Habría irrumpido en el hogar de Samara Reyes Sandoval, la madrugada del viernes 25. De inicio, tocó el timbre; luego estrelló su auto Mercedes Benz contra el portón. Quebró cristales, ingresó por la fuerza, insultó, amenazó, presumió vínculos políticos y con la mafia y propinó una golpiza a la dueña de la vivienda y a su hijo de cuatro años y medio. Samara Reyes, quien es pareja de Juan Guillermo Gasca Esperón, secretario de Acuerdos del Juzgado Segundo de Distrito, con sede en Xalapa, quien a su vez había tenido una relación con Pía Irene Salazar. Contactado vía telefónica, Gasca Esperón instó a Samara a llamar a la Policía. “Sabes qué, es mi ex, no le abras, no bajes y no te asomes”, le expresó. Samara le habló al padre de su hijo, quien vive cerca de su domicilio. Luego tomó en sus brazos al niño y trató de huir. Pía la encontró y le propinó una golpiza. A ella y al menor. A cada agresión repetía que la iba a matar. Y cuando llegaron el padre de su hijo, la Policía estatal y Gasca Esperón, volvía a lo mismo. “Ella se reía y me decía que tenía contactos políticos, dijo que tenía nexos con la mafia y que era intocable y que a ella no le podía pasar nada”, refiere Samara Reyes en su denuncia. “Yo soy la ex de tu marido y los voy a matar a todos”, reiteró Pía. Samara Reyes sostiene que Pía Irene Salazar presentaba aliento alcohólico, sumamente pasada de copas. Fue detenida y luego liberada. Algunas versiones ubican el conflicto en la reiterada negativa del Juzgado Segundo federal a otorgarle amparos a los duartistas que defiende o defendió Pía Irene Salazar, la abogada de Bermúdez, el ex secretario de Seguridad Pública que en los días de gloria de Javier Duarte dejó pasar a los cárteles, su conducta violenta, creando empresas de seguridad privada, coludiéndose la Policía Estatal de Veracruz con el crimen organizado. Quizá sea por eso que Pía Irene, muy sácalepunta, soltó aquello de que está bien parada con la mafia… ¿Es complot contra CAEV o qué es? Del 28 de julio al 25 de agosto, ocurrieron 18 cortes de energía eléctrica por parte de la Comisión Federal de Electricidad, provocando la suspensión del abasto de agua en los fraccionamientos San Martín I y II y Santa Martha. La reanudación del servicio eléctrico tarda hasta 24 horas “y esto provoca que tengan que llevarse a cabo trabajos de desfogue siendo inútiles los trabajos de CAEV para poder prestar un buen servicio”, acusan habitantes de ambos fraccionamientos en carta entregada al gobernador Miguel Ángel Yunes, el lunes 28. Al complot de la CFE se agrega que ambos fraccionamientos fueron municipalizados sin que sus proyectos de suministro de agua se ajustara a las normas y leyes en la materia, avalada la fechoría por el grupo de Tony Macías en la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento de Coatzacoalcos, en el gobierno duartista. Las consecuencias ahí están… Inminente ya, el embargo a propiedad del Clan Piquitos. Un juez resolvió proceder contra el propietario del restaurant Los Piquitos, David Arreola Sam, y de un momento a otro se incautará el inmueble, ubicado a un costado del famoso comedero, hoy con un flamante edificio con modernos salones para eventos, en avenida Allende, con una inversión de unos 20 millones de pesos. Fuentes del ámbito judicial aseguran que el embargo es cosa de horas. David Arreola es uno de los que aparece en fotografías junto al H, el empresario Hernán Martínez Zavaleta, líder zeta acusado de ordenar la masacre de cuatro niños en la colonia Nueva Calzadas, el 24 de junio, y de encabezar una banda de secuestradores, chupaductos, asesinos y extorsionadores, hoy bajo el resguardo de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, en la ciudad de México…

 

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