Duarte desapareció a sus cómplices también

ALMA GRANDE

Duarte desapareció a sus cómplices también

Por Ángel Álvaro Peña

Si al jefe de la banda le desvanecen cargos, le montan coartadas, le redactan mal las acusaciones, le alteran las declaraciones, y lo colocan a punto de la locura, entonces los cómplices se convierten en verdaderos niños de pecho llenos de inocencia e ingenuidad.

La magia de Javier Duarte desaparece también acusaciones, delitos, sentencias, culpas, pruebas, confesionales, responsabilidades y hasta cómplices.

A pesar de lo que pueda creerse, los cómplices de Duarte no iniciaron su vida delictiva hace siete años, cuando el ahora detenido asumió el poder, sino mucho antes. Ahí está el caso de Alberto Silva, quien desde que llegó a la presidencia municipal de Tuxpan, comenzó a trabajar con empresas fantasma.

Desde el inicio de la carrera política su conducta como funcionario público tiene descalabros. Pero si observamos esa rápida carrera hacia la cima podemos advertir que siempre ha estado donde hay posibilidades de desviar recursos o decidir el destino de los dineros.

Así, Silva Ramos fue subdirector de publicaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, de información jurídica de la Procuraduría General de la República; además director adjunto del Diario Oficial de la Federación y coordinador de asesores del Coordinador para la Participación Social de la Secretaría de Gobernación, vocal ejecutivo del Centro Estatal de Desarrollo Municipal de Veracruz, director general del Instituto Veracruzano de Desarrollo Municipal y Subsecretario de Infraestructura Regional de la Secretaría de Desarrollo Social y Medio Ambiente de Veracruz. Todo esto antes de convertirse en el presidente municipal más corrupto en la historia de Tuxpan.

Uno de los casos más sonados durante su gestión como presidente municipal fue el hecho de que amparado por una empresa fantasma, Silva Ramos defraudó al ayuntamiento por 100 millones de pesos en la obra de alumbrado público, comprometiéndose a la instalación de lámparas con tecnología moderna, durante su administración, obra que no fue concluida.

Asumió ese cargo el 1 de enero de 2011 y permaneció en él hasta el 13 de agosto de 2013, fecha en que solicitó licencia al mismo, al ser nombrado por el entonces gobernador, Javier Duarte, secretario de Desarrollo Social de Veracruz. Dejó la titularidad de Desarrollo Social al ser nombrado coordinador de Comunicación Social en 2014 y al año siguiente, 2015, dejó éste último cargo para ser postulado candidato del PRI a diputado federal por el Distrito 3 de Veracruz.

Resultó electo diputado a la LXIII Legislatura para el periodo de 2015 a 2018; y el 24 de octubre del mismo año asumió la presidencia estatal del PRI en Veracruz, en la que se desempeñó hasta su renuncia el 29 de enero de 2016.

El 29 de marzo de 2016 solicitó licencia a la diputación federal para volver a asumir el cargo de coordinador de Comunicación Social del estado de Veracruz, el 12 de octubre, Javier Duarte pidió licencia a la gubernatura de Veracruz  y asumió como interino Flavino Ríos Alvarado, en consecuencia Alberto Silva renunció como titular de Comunicación Social el 19 de octubre, una semana después, y reasumió la diputación federal el 21 de octubre del año pasado.

Hasta la enciclopedia virtual Wikipedia señala lo siguiente: “Ha sido repetidamente señalado por Miguel Ángel Yunes Linares como uno de los presuntos cómplices de Javier Duarte de Ochoa en casos de corrupción en el gobierno de Veracruz, siendo señalado entre otras cosas del desvío a empresas fantasma de hasta 245 millones de pesos del erario público”.

Pero, al parecer, las leyes no consultan ni esos datos. Hace unos días fue citado pero sólo como testigo, donde como sucede con otros cómplices señalan a Duarte como el único involucrado en los fraudes y desvíos de fondos a pesar de que debieron pasar por sus manos, se  necesitaron sus firmas, se les pidió su aprobación, etc.

El fiscal de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, solicitó el 14 de julio de 2017 el desafuero de Alberto Silva Ramos para que sea separado del cargo de diputado federal y pueda ser acusado del desvío de mil 500 millones de pesos. Es necesario el desafuero para proceder en su contra, ante las irregularidades detectadas durante su gestión como coordinador de Comunicación Social en la administración de Javier Duarte.

Por su parte, el gobernador, Miguel Ángel Yunes, trata inútilmente de aportar más pruebas contra el ex gobernador, pero pareciera que el juez ya no quiere que se haga leña del árbol caído y prefiere tener pocas acusaciones para ver si logra evitar que Duarte de Ochoa, sea sentenciado como se merece.

Los cómplices detenidos, como Arturo Bermúdez, secretario de seguridad durante la gestión de Duarte de Ochoa, señalan más delitos a Duarte. Lejos de asumir su responsabilidad simplemente acusan a su ex jefe de más ilícitos, y ellos, con esos señalamientos quedan liberados de sus propios delitos.

Otros cómplices son: Antonio Tarek Abdalá, Adolfo Mota Hernández, Edgar Spinoso Carrera, Noemí Guzmán Lagunes, Vicente Benítez González, Juan Carlos Rodríguez García, José Antonio Chara Mansur Beltrán, Gabriel Deantes Ramos, Moisés Mansur Cysneiros, Antonio Gómez Pelegrín, Juan José Janeiro Rodríguez, Rafael Gerardo Rosas Bocardo, Santa Bartolo Acuña, Miguel Velázquez Nieva, las hermanas Nadia Isabel y Elia Arzate Peralta, y Javier Nava Soria. Además de los ya mencionados Alberto Silva y Arturo Bermúdez.

Todos lo han dejado solo. Se refugian en su fuero. Se amparan en la memoria a corto plazo de la opinión pública. Y se cobijan entre ellos para aparecer como coadyuvantes de la justicia mexicana, muy a la mexicana. PEGA Y CORRE.- Dentro de poco tiempo, si las investigaciones siguen por lo menos un orden cronológico, que sería lo menos que se le puede pedir a la PGR, encontraremos algunos desvíos a un grupo de mujeres dentro del PRI que gozaron de las caricias de Duarte –nunca supieron si se podía más– para obtener mejoras salariales o ascensos, llamadas “Las Reinis”, grupo comandado, entre otras lideresas, por Bertha Hernández, quien se encargaba de incorporar a las elegidas a la nómina de la CNC, con sueldos envidiables. Pero el grupo estaba conformado por regidoras, directoras de área, subsecretarias, diputadas, presidentas del Congreso, delegadas de alguna dependencia federal y hasta dirigentes sindicales. Solían reunirse en el restaurante Del tingo al tango… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

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