Mientras los municipios que dicen gobernar sufren enormes problemas como el de la inseguridad, varios alcaldes veracruzanos están mucho más ocupados en hacer campaña por sus partidos y candidatos que por atender sus verdaderas responsabilidades.
Jugando en el filo de la legalidad, en Boca del Río, Orizaba y Xalapa, por citar tres ejemplos, los alcaldes tienen a las estructuras del gobierno municipal desviando la atención de sus compromisos legales con los ciudadanos para dar cobertura a la “grilla” de sus jefes, cuyo interés está en otro lado, menos en las carencias y problemas que existen en sus demarcaciones.
El presidente municipal panista de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, ni siquiera se limita a apoyar al candidato de su ciudad, Humberto Alonso Morelli. Este fin de semana se dejó ver por Córdoba y Xalapa con las candidatas Leticia López Landero y Ana Míriam Ferráez, mientras todos los días se reportan hechos de violencia en la demarcación que gobierna.
El “tour” de Yunes Márquez no es gratuito. Él mismo está en campaña desde ahora para posicionarse como candidato de Acción Nacional a suceder en la gubernatura a su papá, Miguel Ángel Yunes Linares. Así que aprovechando las lagunas de la ley electoral, el munícipe boqueño busca reflectores mediáticos y hasta se subió al tren del ataque al nuevo enemigo de la familia, el dirigente nacional de Morena Andrés Manuel López Obrador, en términos que no son precisamente los de un aspirante a jefe de un estado.
Otro que está desesperadamente en campaña es el presidente municipal priista de Orizaba, Juan Manuel Diez Francos. El empresario promueve con todos los recursos a su alcance a su “delfín”, Igor Rojí López, quien se presenta en campaña colgado de su imagen y prometiendo “continuidad” como única propuesta para un municipio que desde hace unos años también se encuentra asolado por la violencia, aunque eso sí, con unas muy bonitas calles en la zona del centro.
Diez Francos suda las mismas calenturas que Yunes Márquez y ya se promueve en redes como precandidato del PRI a la gubernatura, para lo cual le resulta indispensable la victoria de Rojí López en la elección del próximo 4 de junio. Por ello no escatima esfuerzos, incluido el de rodearse de obreros de la CROM como en días pasados.
El caso de Xalapa es peculiar. Es público el distanciamiento entre el alcalde priista Américo Zúñiga Martínez y el candidato de su mismo partido, Alejandro Montano Guzmán, debido a que ninguna posición le fue concedida al edil en la integración de la planilla de regidores. En respuesta, y a sabiendas del efecto político que tendría, Zúñiga Martínez impulsó en el Cabildo la aprobación de la licencia de construcción de un gasoducto en medio de Xalapa, con lo cual desbarató las posibilidades de Montano en la próxima elección.
A pesar de ello, y en la mejor tradición política priista, Américo Zúñiga y Alejandro Montano “tragaron sapos” y estuvieron juntos en el desayuno-mitin que encabezó este pasado domingo en Xalapa el dirigente nacional del Revolucionario Institucional, Enrique Ochoa Reza. Hasta se sentaron uno al lado del otro en la mesa principal y se levantaron la mano en señal de “triunfo”.
Hay que reiterar que la ley permite a los servidores públicos realizar actividades proselitistas en su tiempo libre, como los fines de semana. Sin embargo, en el caso de gobernantes es, además de un despropósito, un absoluto insulto a los ciudadanos.
En Veracruz necesitamos autoridades de 24 horas los siete días de la semana, no sólo de semana inglesa.
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