Los duartistas han enloquecido. Unos huyen y otros niegan sus culpas. Se ensucian unos a otros, porque están salpicados del mismo excremento. Aducen a la ley que violaron y se asumen impolutos. Ofenden a la inteligencia. Esto es muy fácil: si de sus salarios construyeron sus inmensas fortunas, pueden estar tranquilos. Lo raro es que , por ejemplo, el joven hijo de Gina Dominguez se empina botellas de champaña con sus amigos, con valor de 16 mil pesos y son varias en sus conocidas parrandas. Da el sueldo de la encargada de la Fundación Colosio, para esos excesos que trascienden en la prensa?