Tal vez a Fidel Herrera Beltrán se le pudiera disculpar todas sus desviaciones y corruptelas, pero lo que no se le puede perdonar nunca es que nos haya impuesto a Javier Duarte. Fidel con su egoísmo y ambición desmedida, de locura, dejó que la rata mayor nacional quebrara al estado de Veracruz y eso no es posible olvidarlo. Y recordar que todos esos millones de pesos que repartía en efectivo, era el dinero del pueblo al que empobreció. No debiera permitírsele venga, al escenario de su crimen.