Javier Duarte y su pandilla son sumamente ignorantes. Una cosa es tener habilidad para el saqueo y otra la capacidad de reflexión. Ahora el mismo jefe de la banda, familiares, amigos y cómplices tendrán el problema de, tarde que temprano, ver disminuir sus riquezas mal habidas. Será cuando tengan que contratar despachos de abogados, también delincuenciales, que cobran millones por la defensa. Al final quedarán pobres y desprotegidos: sin amigos y sin dinero. El caso más emblemático es Mario Villanueva, que después de ser un gobernador poderoso y millonario hoy es un hombre acabado en todos sentidos. Van por ti Duarte!