Por: Carlos Bravo
Los veracruzanos chupándonos el dedo con las noticias cotidianas sobre la rapiña de Duarte y sus secuaces. No dudamos que la huida estuvo más que concertada; desde antes de iniciar campa- ñas para gobernador, el hoy gobernador electo denunció el brutal atraco que Javier estaba haciendo en el estado y lo tiraron de a loco, sin hacer ninguna acción el poder legislativo y el judicial, tanto estatal como federal. Después, ya en campaña, volvía a denunciar el saqueo desenfrenado y la bancada priista y verde bloquearon el juicio político al gobernador, mientras que el fiscal se hacía de la vista gorda y, al contrario, se ocupaba de ver cómo golpear al gobernador electo para que no llegara a tomar posesión. Día a día iban saliendo más desfalcos hasta que ya era imposible tapar la ratería en todos ámbitos, secretarías, servicios y obligaciones de pago, en donde están implicados no sólo prestanombres y empresas fantasma, sino secretarios del gobierno, subsecretarios y hasta mandos medios. Se robaron lo destinado a los Juegos Centroamericanos, el dinero de la universidad, de los jubilados, del seguro popular y todo lo imaginable de las aportaciones federales, los impuestos estatales y hasta los fondos de jubilación. Muchos de los implicados, como ratas han ido huyendo del barco, el primero, el secretario de seguridad, renunció y huyó antes de que le sacaran sus tranzas y responsabilidad en los muertitos por encargo y de ahí para el real ya que otros se han ido a refugiar bajo el fuero legislativo para que no les llegue la justicia. Pensar que el ex gobernador empezó siendo un don nadie en su natal Córdoba, andando de mandadero de Fidel, quien lo fue preparando hasta hacerlo llegar a Finanzas donde empezaron sus robos, luego y aprendiendo mañas de su maestro, siguió robando y tapando tranzas, lo que le valió para que Fidel lo impusiera a la gubernatura a Veracruz, dejando de lado al Yunes que en teoría le tocaba el turno. Y lo impone para que se encargue de tapar todas las tranzas y robo a las arcas estatales, pensando que el gordo había aprendido como hacer tranzas sin que se notara, pero como dicen, el que no ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver y se volvió loco, pues no robó con mesura ni disimuladamente, este jijo e.. se fue con la cuchara grande, desfalco y robó todo lo que se atravesó a su paso ante la mirada y complicidad de los legisladores estatales y federales, de sus compañeros de partido y hasta del presidente, a quien no le convenía que salieran a la luz los apoyos de campaña como el que llevara el maletero detenido en Toluca. Así se la fueron llevando, mientras la familia Duarte y su familia política, -otros ladrones de alcurnia conocidos- seguían haciendo tranzas y tratando de encubrir los botines mientras el gordo decía que muchas propiedades se las habían heredado. Qué curioso, cuando ya la situación es insostenible y la cúpula priista ya no lo puede proteger, cuando Beltrones muchas veces dijo que Duarte estaba haciendo un buen papel como gobernante, se les cae el telón ya insostenible, lo citan en Gobernación a la vez que se va a dar la orden de aprensión por la PGR, renuncia en la tele en un noticiero pagado y antes de que se logre ejecutar la detención, se pela en un helicóptero que alguien del gobierno prestó y saliendo unos dicen que a Puebla, desde donde tomó un avión junto con su familia, en tanto que el Secretario de Gobierno, colaboradores, legisladores y Gobernación, ponen cara de tontos y se conforman en decir que no saben dónde está. Como si fuera tan difí- cil saber bitácoras de vuelo, entradas por aduanas a otros países, seguimiento con tarjetas de crédito aunque la de Karime sea de Manzur, en fin, dónde está y quien lo encubre, seguramente en las altas esferas se sabe pero mientras a los veracruzanos pretenden darnos atole con el dedo. Que es posible estuviera ya todo armado, no es difícil pues con un mínimo de legisladores verdes aprueban al Secretario de Gobierno como gobernador, cuando había otro candidato al menos más honorable o bien por la diferencia de días, se pudo haber propuesto que el gobernador electo ya entrara en funciones. Los días que faltan de este denigrante sexenio serán difí- ciles, pues muchos a los que les adeudan, se van a quedar colgados de la brocha sin esperanzas de cobrar al menos a corto plazo, pues con tanto robo, dejaron al estado totalmente quebrado. Ahora lo que todos deseamos, más que meter a la cárcel a toda esa banda de maleantes, es que les incauten lo que se han robado y lo devuelvan al estado para que se le dé el uso que de origen estaba destinado. Pero quizá sean sueños guajiros, pues esas ratas que están huyendo, se están cobijando en el fuero y, los que no, se están perdiendo en diversos destinos donde gozarán de su rapiña.